Hoy
me puse a hacer un inventario de lo que tengo y de lo que aún me falta, y
entiendo, evaluando mis posesiones que lo más valioso que tengo en mi vida, está
grabado en mi mente, y es la ruta hacia la paz, y la prosperidad y sé que el
porcentaje en el mundo de hombres y mujeres que ignoran esa ruta es grande, algunos
empezaron a conocerla, y sin llegar a tenerla grabada en la mente la remplazaron,
por alguna vana ilusión que se encontraron en el camino, otros internados en edificios
grandes y espaciosos de vanas ilusiones cerraron sus ojos y oídos ante la
posibilidad de escuchar ese sonido divino, y ya lo he dicho cientos de veces, ser
justos es un plan que debo hacer cada día, y hoy mi meta es abstenerme de toda
impiedad, hoy inicio, justo en este momento, si alguien quiere venir conmigo le
invito, las reglas son: no enojarme, porque controlar el enojo me falta, esa
virtud no está bien definida dentro de mi lista de posesiones, ser humilde, el
ego es un enemigo letal, que nos persigue sin descanso, no criticar, cuantas
veces en el día criticamos a alguien, que nunca nos hemos ocupado de edificar,
no juzgar, porque no somos testigos de todo, casi siempre presenciamos la
reacción, pero no entendemos la causa o la acción y nos sorprenderíamos de cuan
equivocados estamos si entendiéramos, no envidiar, esta debilidad es horrible,
y pocos hombres y mujeres somos capaces de admitirla, definitivamente no la
quiero en ningún sentido en mí, porque aunque parece inofensiva, destruye toda
forma de progreso en quien la tiene, lo ciega y no lo deja ver, ni entender, y
es como si las bendiciones de lo que codicias en otros se alejaran más y más, y
finalmente llegas a morir sin superar tal frustración, tener buenos
pensamientos, mi castidad debe ser impermeable, el poder que Dios nos dio para
expresar amor a nuestro conyugue, y para traer vida al mundo es sagrado, de
origen divino, pero esta sociedad ha tomado su perversión, como algo natural, y
esto a traído condenación, tristeza, lagrimas, dolor y desolación sobre el
mundo, porque hay familias destruidas, hijos sin dirección y futuros tiranos
formados por adversas circunstancias, sirvamos, seamos buenos, compasivos,
tener caridad, con los buenos y con los malos, hagamos el ejercicio, y luego al
final del día, guardemos silencio, y escuchemos, sintamos, experimentemos el
fruto de vivir justamente, nada en el mundo, ninguna posesión material, se
compara con esa clase de paz: “y comí de su fruto; y percibí que era de lo más
dulce, superior a todo cuanto yo había probado antes. Sí, y vi que su fruto era
blanco, y excedía a toda blancura que yo jamás hubiera visto. Y al comer de su
fruto, mi alma se llenó de un gozo inmenso; por lo que deseé que participara
también de él mi familia. (1 Nefi 8: 11-12).
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